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domingo, 23 de enero de 2011

El médico Antonio Cavanillas reconstruye la grandeza de 'Harald el Vikingo'

Sin cuernos, pero con toda la bravura vikinga, Harald Sigurdarson se embarcó en travesías extraordinarias que le llevaron de York a Jerusalén y de Rusia a Bizancio en pleno siglo XI. En Constantinopla defendió el grandioso imperio y desde allí partió a la conquista de Inglaterra.

Nacido en plena Guerra Civil, Antonio Cavanillas se empapa de literatura sobre todo en verano, en la casa que comparte con su mujer en Dinamarca. Allí disfruta de las obras de Gabriel García Márquez o Miguel Delibes, a la espera de publicar el resto de sus trabajos.

"Tengo un arsenal de novelas escritas, por los menos siete u ocho están en la recámara. 'Harald' la terminé hace tres años. No me cuesta mucho tiempo escribir una novela. Un par al año sí saco. No le doy tiempo a la editorial a publicarlas, es imposible", ha precisado.

UN VIKINGO EN BIZANCIO
El cirujano y escritor, que en la actualidad dedica la mayor parte de su tiempo a la literatura, se interesó por la historia del príncipe bastardo debido a que, según ha explicado, "muy pocas personas en nuestro país sabían que los vikingos habían estado en Bizancio".

"Bizancio es lo que centra la novela. Las intrigas entre los emperadores de Bizancio, las muertes. Quedan muchos vestigios de su paso por allí. Los vikingos buscaban oro y promover el comercio. Existe una falsa idea del vikingo como depredador", ha señalado Cavanillas.

El autor, que a lo largo de su carrera literaria ha publicado títulos como 'El león de los ojos árabes', 'El prisionero de Argel' y 'El último cruzado', ha confesado que 'Harald el Vikingo' es una de sus historias "más noveladas", ya que no existe documentación sobre el protagonista.

"Se sabe dónde nació y poco más", ha indicado el escritor madrileño, que actualmente está retirado de la Medicina y solo utiliza el escalpelo en momentos puntuales. Entremedias, dedica su vida a escribir y a estudiar la historia del mundo, otra de sus grandes pasiones.

ESCRITOR POR ACCIDENTE
El autor, que nunca había pensado en dedicarse a la literatura, comenzó a escribir por accidente, después de romperse la cadera en uno de sus viajes. La convalecencia, que le dejó postrado en una cama durante meses, le llevó a escribir y escribir, y ahora no puede parar.
"Para mí es un milagro estar aquí. Pero me caí, me rompí una cadera.

Y como soy traumatólogo, no me hice radiografías porque podía caminar y ya a la vuelta me dolió. Estuve tres meses quieto. Me comían los demonios y empecé a escribir", ha explicado Cavanillas.

Ahora solo espera alcanzar el éxito con una de sus novelas, en las que se sumerge cada día para calmar su hiperactividad. Lo hace animándose a sí mismo, imaginándose el mejor, "como todos" los escritores. "No tengo abuela, por eso me animo a mí mismo", dice en tono jocoso.

Fuente: www.europapress.com

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